De nuevo en un lugar de la mancha...

viernes, 23 de abril de 2010

Unas historia de los 30

Esta es una historia corta, pero divertida en cierta medida, que me cuenta mi abuelo (como siempre) en cuanto tiene un minuto y hay algo que se lo recuerda (últimamente muy a menudo).

Sería más o menos el año 1936 - 1937 aproximadamente. Mi abuelo vivía con sus hermanos y sus padres en la fábrica de cemento, bueno, en las casas de al lado. Un día mi bisabuela se fue a por agua con mi tío Gregorio, que es dos años mayor que mi abuelo. Fueron a un pozo del que cojían el agua para beber.

Para que los 3 niños pequeños que quedaban en casa (con unos 8 o 9, 6 o 7 y 4 o 5 años cada uno) no se fuesen mi bisabuela cerró la puerta con llave. Mi abuelo, el mayor de esos tres, herido en su orgullo al verse apartado como un trasto que no servía para aquella gran misión tuvo la gran idea de escapar de allí.



¿Por donde? Por la chimenea. Trepó por el interior llenándose de hollín y quedando completamente negro para finalmente comprobar que no podía salir por allí. Bajó (ya me imagino yo la cara atónita de los otros dos más pequeños al verle completamente negro) y no desistió en su empeño de escapar, con lo que cojió una estraleja y se preparó para hacer un agujero en la puerta por el que salir.

El estirar el brazo hacia atrás para dar uno de los golpes... dió a mi tío Julián en la cabeza con la parte de atrás de la estraleja (que tendría 4 o 5 añitos el pobre) y le hizo una brecha. Finalmente, con mi tío Julian sangrando, mi abuelo completamente negro y la puerta rota me imagino que llegaría mi bisabuela y la riña sería monumental, pero esta parte... no se suele contar :)

Los beneficiados de estas ideas de mi abuelo por lo visto fueron los gatos, que tuvieron un hueco en la puerta por el que entrar y salir a sus anchas.

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